miércoles, 29 de enero de 2014

Educar en valores y esfuerzo


Se debería ir hacia un mundo donde se potenciara más la cooperación que la competitividad, donde se aprendiese a valorar el trabajo de cada colectivo, y de cada pieza que saliese al mercado, en lugar de un mundo tan compulsivo, donde se compra a destajo sin saber por qué, muchas veces con el fin de tapar nuestras carencias afectivas.

Se debería ir hacia un mundo donde enseñaran valores a los niños, y el sentido del esfuerzo. Los niños que quieren satisfacción inmediata todo el día, sin que hayan recibido frustración y límites por parte de los padres, buscarán lo mismo de jóvenes, dinero rápido, gastado rápido, sin sentir el valor, ni el esfuerzo de las cosas y no serán capaces de enfrentarse a la dureza de la vida, en forma de estudios universitarios más complicados donde el esfuerzo es fundamental o un simple trabajo que requiera ciertos límites y normas. Para ello es importante la educación tanto dentro de casa como en la escuela. En ambos lados sería importante inculcarle al niño el gusto por el aprendizaje, la lectura, la información de forma amena, participativa y responsable. Tiempo y dedicación. 

Los niños suelen ser curiosos por naturaleza. Generalmente si se despierta interés en ellos, se involucrarán en las tareas de forma relativamente fácil, animados por su propia capacidad de aprendizaje. El desarrollo de esta capacidad se suele ver afectada negativamente por el exceso de permisividad total que colinda con la dejadez, permitiendo al niño que haga lo que le dé la gana, sin marcar ningún límite o bien lo contrario, desde el sobreesfuerzo y la excesiva exigencia, marcándole al niño todo lo que ha de hacer de forma machacante (aprender como un loro que a largo plazo no le servirá de mucho).

Es importante manejar dos energías: tanto la autoridad, que no autoritarismo, como la flexibilidad y el disfrute en el aprendizaje.

Dori Pena Gayo - Psicóloga y Terapeuta Gestalt 

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